Cruda realidad
Hay una sentencia que es incuestionable en el sector petrolero: “la única forma de hallar hidrocarburos en el suelo es perforando”. Es decir, no basta con hacer estudios y pruebas a los terrenos, solo con pozos exploratorios se logrará saber si el subsuelo peruano tiene o no riquezas hidrocarburíferas. En el Perú, lastimosamente, aquellos son muy escasos. En el 2009, apenas se perforaron doce pozos exploratorios, cuando en países como Brasil y Colombia se perfora un promedio de 70 y 120 pozos al año, respectivamente. Lo curioso es que en estos países las áreas de las concesiones petroleras son mucho menores que las que se están otorgando en el nuestro.
¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué, si casi el 60% del territorio del país está concedido a más de ochenta empresas petroleras, la actividad exploratoria aún es lenta y sigue sin mostrar grandes descubrimientos?
El presidente de Perú-Petro, Daniel Saba, señala que las condiciones económicas para la exploración están dadas: el precio del petróleo está a niveles razonables (US$75 promedio), se fomenta la inversión en el Perú y en el mundo las empresas están a la caza de nuevos proyectos. Entonces, ¿qué está pasando?
DE AMBIENTE
Saba cree que sí hay intención de hacer exploración en el país; sin embargo, piensa que lo que está sucediendo es que los requerimientos ambientales estarían trabando las inversiones en el sector.
Así, un proceso exploratorio que debería tomar cinco años entre hacer pruebas aerográficas (sobrevolar la zona), geoquímicas (ver qué características tiene el suelo), realizar sísmica 2D y 3D (enviar ondas sonoras para hacer una lectura de cómo está compuesto el subsuelo) y, finalmente, hacer pozos exploratorios, concluye tomando hasta siete años por la demora en la autorización de los estudios de impacto ambiental (EIA), lo que requiere de talleres y audiencias públicas.
“Nosotros hacemos todo el esfuerzo por contratar empresas, pero hay otras instancias que no están yendo en línea con este objetivo”, señala Saba.
En realidad, esta es una queja callada de varias empresas que tienen concesiones petroleras, pero que no pueden avanzar porque el Ministerio de Energía y Minas (MEM), que evalúa los EIA, enfrenta un cuello de botella. Fernando Garzón, vicepresidente ejecutivo de Savia Perú, indica que la agilización de los estudios ambientales permitiría acelerar las inversiones. “Las licencias que podrían tomar entre seis y ocho meses se están demorando hasta dieciocho meses”, señala.
Las exigencias ambientales especifican que para la realización de sísmica 2D y 3D –que es un paso previo a la perforación de pozos– se requiere hacer talleres y audiencias públicas antes de la presentación del EIA respectivo. Curiosamente, el mismo procedimiento es exigido para cuando se perfora un pozo en el mismo lugar.
Según el MEM, los permisos ambientales para los estudios sísmicos se justifican porque se hacen explosiones que provocan un movimiento de hasta 1,5° en la escala de Richter y son aprovechadas para generar sondas que permitan una interpretación del contenido del subsuelo. Según el gerente de Exploración de Perú-Petro, Elmer Martínez, esto no causaría mayor impacto ambiental; aunque, por supuesto, los ecologistas piensan lo contrario.
El director de Hidrocarburos del MEM, Luis González, indica que el retraso no se debe necesariamente a las autorizaciones ambientales, sino al hecho de que muchas petroleras hacen estudios deficientes que presentan vacíos muy grandes y que suelen ser devueltos. En ese sentido, explica que para la exploración petrolera hay aún un costo de aprendizaje en el tema ambiental, que poco a poco se irá mejorando y se harán viables los permisos con prontitud.
“Existe mucho ímpetu por invertir, pero si los estudios no son adecuados, al final harán peligrar el proyecto exploratorio”, señala.
Es cierto, hay ímpetu por invertir. Además de Savia, BPZ ha anunciado que perforará ocho pozos en el lote Z-1, ubicado frente a las costas de Piura. Por su parte, Talismán también aguarda la luz verde para hacer un pozo exploratorio en el lote 101, el cual podría dar buenas noticias en los siguientes meses. Igual, Petrolífera Petroleum espera los permisos para empezar a perforar en el lote 107.
SIN TRADICIÓN
Por tener condiciones geográficas similares a Colombia, el Perú compite con este país por atraer inversiones petroleras. Las exigencias respecto a estudios ambientales suelen ser menores en el vecino del norte, pues allá los petroleros que quieren hacer sísmica solo están obligados a presentar un plan de manejo ambiental (sin talleres ni audiencias) que determine qué hará la empresa si se produce un impacto negativo en el entorno de su operación.
En buena cuenta, esto ha permitido que las exploraciones en dicho país se disparen y que cuente con un mayor rango de descubrimientos petroleros. En general, el grado de éxito en ese país es de 66%, mientras que en el Perú apenas alcanza el 10% (exceptuando la zona de Camisea, que tiene un 80% de éxito).
Es decir, de cada diez perforaciones en Colombia seis son exitosas. Esto a su vez ha generado dos efectos adicionales en esa nación: le ha permitido atraer a más empresas petroleras y a exigir mayores regalías por la explotación.
Elmer Martínez, gerente de Exploraciones de Perú-Petro, indica que, a diferencia de Colombia, el Perú aún no ha demostrado tener una tradición petrolera. Así, en los últimos años no ha habido grandes descubrimientos petroleros que atraigan a los inversionistas. “El Perú no es petrolero, es gasífero”, señala.
En ese sentido, indica que convencer a las petroleras a participar en los concursos de lotes en el Perú requiere de gran esfuerzo.
En los últimos años solo se ha registrado el descubrimiento de petróleo en el lote 64, en Loreto, donde opera Talismán. Más allá de eso, no hay noticias nuevas de hallazgos de crudo, sino sólo de gas natural.
TIERRA EXTENSA
El lote 126 se ubica en la selva loretana y está a cargo de la empresa Petrominerales Perú. Esta concesión sobrepasa el millón de hectáreas y es casi tan grande como la región Tumbes. Los geólogos suelen cuestionar la gran amplitud de las concesiones otorgadas por Perú-Petro. Incluso, una fuente de una empresa petrolera indica que si se otorgaran estas áreas a más empresas y se insistiera en la exploración, el grado de éxito sería mayor. Sostiene que la mayoría de petroleras que están en el sector son pequeñas y que podrían estar especulando con las áreas concesionadas.
Perú-Petro justifica el extenso tamaño de las concesiones diciendo que el país tiene poca información acerca de su subsuelo. En ese sentido, el tamaño del área concesionada no es del todo arbitrario, porque comprende zonas ya exploradas (donde ya se han perforado pozos o se han hecho estudios) y zonas que no cuentan con ninguna información, es decir se concede “carne con hueso”.
Según explica Perú-Petro, las concesiones son a siete años y cada año las empresas van devolviendo parte del terreno. “Cuando se acaban los siete años, la empresa se queda con menos del 50%”, dice la empresa.
Perú-Petro está ad portas de hacer una nueva subasta de 24 lotes petroleros este mes y la preocupación sigue siendo la misma: ¿Qué se debe hacer para lograr un mayor nivel de descubrimientos en el país? Saba pide paciencia, pues este proceso toma su tiempo. Indica que en la medida en que haya más empresas, la probabilidad de descubrimiento será mayor y el riesgo geológico disminuirá, aunque precisa que para ello todos deberán poner de su parte.
El presidente de Perú-Petro, Daniel Saba, señala que las condiciones económicas para la exploración están dadas: el precio del petróleo está a niveles razonables (US$75 promedio), se fomenta la inversión en el Perú y en el mundo las empresas están a la caza de nuevos proyectos. Entonces, ¿qué está pasando?
DE AMBIENTE
Saba cree que sí hay intención de hacer exploración en el país; sin embargo, piensa que lo que está sucediendo es que los requerimientos ambientales estarían trabando las inversiones en el sector.
Así, un proceso exploratorio que debería tomar cinco años entre hacer pruebas aerográficas (sobrevolar la zona), geoquímicas (ver qué características tiene el suelo), realizar sísmica 2D y 3D (enviar ondas sonoras para hacer una lectura de cómo está compuesto el subsuelo) y, finalmente, hacer pozos exploratorios, concluye tomando hasta siete años por la demora en la autorización de los estudios de impacto ambiental (EIA), lo que requiere de talleres y audiencias públicas.
“Nosotros hacemos todo el esfuerzo por contratar empresas, pero hay otras instancias que no están yendo en línea con este objetivo”, señala Saba.
En realidad, esta es una queja callada de varias empresas que tienen concesiones petroleras, pero que no pueden avanzar porque el Ministerio de Energía y Minas (MEM), que evalúa los EIA, enfrenta un cuello de botella. Fernando Garzón, vicepresidente ejecutivo de Savia Perú, indica que la agilización de los estudios ambientales permitiría acelerar las inversiones. “Las licencias que podrían tomar entre seis y ocho meses se están demorando hasta dieciocho meses”, señala.
Las exigencias ambientales especifican que para la realización de sísmica 2D y 3D –que es un paso previo a la perforación de pozos– se requiere hacer talleres y audiencias públicas antes de la presentación del EIA respectivo. Curiosamente, el mismo procedimiento es exigido para cuando se perfora un pozo en el mismo lugar.
Según el MEM, los permisos ambientales para los estudios sísmicos se justifican porque se hacen explosiones que provocan un movimiento de hasta 1,5° en la escala de Richter y son aprovechadas para generar sondas que permitan una interpretación del contenido del subsuelo. Según el gerente de Exploración de Perú-Petro, Elmer Martínez, esto no causaría mayor impacto ambiental; aunque, por supuesto, los ecologistas piensan lo contrario.
El director de Hidrocarburos del MEM, Luis González, indica que el retraso no se debe necesariamente a las autorizaciones ambientales, sino al hecho de que muchas petroleras hacen estudios deficientes que presentan vacíos muy grandes y que suelen ser devueltos. En ese sentido, explica que para la exploración petrolera hay aún un costo de aprendizaje en el tema ambiental, que poco a poco se irá mejorando y se harán viables los permisos con prontitud.
“Existe mucho ímpetu por invertir, pero si los estudios no son adecuados, al final harán peligrar el proyecto exploratorio”, señala.
Es cierto, hay ímpetu por invertir. Además de Savia, BPZ ha anunciado que perforará ocho pozos en el lote Z-1, ubicado frente a las costas de Piura. Por su parte, Talismán también aguarda la luz verde para hacer un pozo exploratorio en el lote 101, el cual podría dar buenas noticias en los siguientes meses. Igual, Petrolífera Petroleum espera los permisos para empezar a perforar en el lote 107.
SIN TRADICIÓN
Por tener condiciones geográficas similares a Colombia, el Perú compite con este país por atraer inversiones petroleras. Las exigencias respecto a estudios ambientales suelen ser menores en el vecino del norte, pues allá los petroleros que quieren hacer sísmica solo están obligados a presentar un plan de manejo ambiental (sin talleres ni audiencias) que determine qué hará la empresa si se produce un impacto negativo en el entorno de su operación.
En buena cuenta, esto ha permitido que las exploraciones en dicho país se disparen y que cuente con un mayor rango de descubrimientos petroleros. En general, el grado de éxito en ese país es de 66%, mientras que en el Perú apenas alcanza el 10% (exceptuando la zona de Camisea, que tiene un 80% de éxito).
Es decir, de cada diez perforaciones en Colombia seis son exitosas. Esto a su vez ha generado dos efectos adicionales en esa nación: le ha permitido atraer a más empresas petroleras y a exigir mayores regalías por la explotación.
Elmer Martínez, gerente de Exploraciones de Perú-Petro, indica que, a diferencia de Colombia, el Perú aún no ha demostrado tener una tradición petrolera. Así, en los últimos años no ha habido grandes descubrimientos petroleros que atraigan a los inversionistas. “El Perú no es petrolero, es gasífero”, señala.
En ese sentido, indica que convencer a las petroleras a participar en los concursos de lotes en el Perú requiere de gran esfuerzo.
En los últimos años solo se ha registrado el descubrimiento de petróleo en el lote 64, en Loreto, donde opera Talismán. Más allá de eso, no hay noticias nuevas de hallazgos de crudo, sino sólo de gas natural.
TIERRA EXTENSA
El lote 126 se ubica en la selva loretana y está a cargo de la empresa Petrominerales Perú. Esta concesión sobrepasa el millón de hectáreas y es casi tan grande como la región Tumbes. Los geólogos suelen cuestionar la gran amplitud de las concesiones otorgadas por Perú-Petro. Incluso, una fuente de una empresa petrolera indica que si se otorgaran estas áreas a más empresas y se insistiera en la exploración, el grado de éxito sería mayor. Sostiene que la mayoría de petroleras que están en el sector son pequeñas y que podrían estar especulando con las áreas concesionadas.
Perú-Petro justifica el extenso tamaño de las concesiones diciendo que el país tiene poca información acerca de su subsuelo. En ese sentido, el tamaño del área concesionada no es del todo arbitrario, porque comprende zonas ya exploradas (donde ya se han perforado pozos o se han hecho estudios) y zonas que no cuentan con ninguna información, es decir se concede “carne con hueso”.
Según explica Perú-Petro, las concesiones son a siete años y cada año las empresas van devolviendo parte del terreno. “Cuando se acaban los siete años, la empresa se queda con menos del 50%”, dice la empresa.
Perú-Petro está ad portas de hacer una nueva subasta de 24 lotes petroleros este mes y la preocupación sigue siendo la misma: ¿Qué se debe hacer para lograr un mayor nivel de descubrimientos en el país? Saba pide paciencia, pues este proceso toma su tiempo. Indica que en la medida en que haya más empresas, la probabilidad de descubrimiento será mayor y el riesgo geológico disminuirá, aunque precisa que para ello todos deberán poner de su parte.
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